Publicado por: National Institute on Aging
La mielina es una capa aislante que se forma alrededor de los nervios, incluidos los del cerebro. Ayuda a las neuronas a comunicarse de manera más eficiente, mantener un equilibrio hídrico saludable y responder a las señales involucradas en la formación de la memoria y otras funciones cognitivas. Estudios anteriores han demostrado que la producción de mielina se ralentiza a medida que las personas envejecen, pero aún se desconoce si los cambios en la mielina están relacionados con los cambios en la cognición relacionados con la edad. Sin embargo, algunas pruebas de estudios en animales sugieren que los cambios en la mielina pueden ser responsables de los déficits cognitivos en las enfermedades neurodegenerativas.
Para este estudio, el equipo de científicos del NIA recopiló datos de 123 adultos sin problemas cognitivos inscritos en el Estudio Longitudinal del Envejecimiento de Baltimore y del estudio de Pruebas de Laboratorio de Firmas Genéticas y Epigenéticas del Envejecimiento Traslacional. Los investigadores probaron varios tipos diferentes de cognición y utilizaron escáneres cerebrales de imágenes por resonancia magnética (IRM) para medir el contenido de mielina en el cerebro. Observaron dos mediciones diferentes basadas en resonancia magnética para estimar la cantidad de mielina: fracción de agua de mielina (MWF) y tasa de relajación longitudinal (R1).
Para ambas mediciones, la mielina más baja se vinculó con un mayor deterioro cognitivo con el tiempo. La mielina más baja, medida con MWF, se asoció con una disminución más pronunciada de la función ejecutiva, que incluye habilidades como la planificación, la resolución de problemas, la organización y la multitarea. La mielina más baja medida con R1 se asoció con una disminución más rápida de la fluidez verbal, que mide la capacidad de recuperar información de la memoria. Estos hallazgos contribuyen a sentar las bases para futuros estudios que exploren cómo los cambios en la mielina relacionados con la edad son diferentes en las personas que desarrollan enfermedades neurodegenerativas.
Si bien, en general, este estudio establece una relación significativa entre el contenido de mielina y la cognición, los autores notaron algunas limitaciones, principalmente que el tamaño de la cohorte era relativamente pequeño e incluía una mayor proporción de hombres y participantes blancos. La investigación futura debería volver a examinar el vínculo en una cohorte de estudio más grande y diversa; explorar el vínculo entre la mielina y la cognición en personas con enfermedades neurodegenerativas; y probar si promover la producción de mielina podría ser una estrategia efectiva para prevenir enfermedades.
Traducido por: Fabiola Estrada